martes, 28 de abril de 2009

SI SEGUIR O VOLVER

El autoengaño es un manto de nieve
que oculta las cuchillas del suelo.
Camino descalzo desnudando mi sendero con paso lento,
sólo sueño con los ojos abiertos.
Sólo sueño con lo que he comprobado que existe,
con lo que ha estremecido mi piel.
Sólo sueño con lo que he sentido
y he perdido en el laberinto del bosque,
en los recovecos de cada caída,
en el apagón del faro entre las rocas.
Sólo sueño con las olas que ya se extendieron en mi arena
y parecen haberse olvidado de retornar
ante la burla vil del hastío del destino.

No permito que la nieve adorne mi paisaje,
no me autoengaño.
Camino descalzo sabiendo de las cuchillas del suelo
con mis pupilas desnudando cada palmo del sendero,
seguro de poder soñar despierto porque estuve allí,
con la duda humana por excelencia,
la que orbita siempre impenitente
en cada uno de nuestros días,
en cada uno de nuestros viajes:
si seguir o volver.

martes, 21 de abril de 2009

MIS SILENCIOS

Mis silencios son gritos desesperados,
dolor recogido, por no molestar.
Por no compartir espinas,
sanar llagas en reclusión,
enrejar el llanto.

Y buscar en soledad
versos que sean senderos,
salvavidas hasta la orilla,
antes de la próxima corriente.

martes, 14 de abril de 2009

SARA

Sara encontró al resto de sus días con las maletas hechas al regresar a casa una tarde. El tiempo, y con él los latidos, se detuvieron de golpe al cerrarse la puerta. Ese día su corazón dejó de remar y sólo su cabeza rige su navegar. Y sólo con cabeza, con razón, no se puede soñar, porque entonces la vida deja de ser una búsqueda y se convierte en un viaje. Y los viajes sin sueños, sin fe, se convierten en paisajes en blanco y negro y en poemas de versos de sentido único.

La tristeza es un cielo con nubes en lista de espera, la alegría es un desliz que el destino nos cobra, la angustia es un buzón sumido en la ansiedad por la carta que no llega.

Y los versos resultan tañidos que acompasados anuncian la sombra y el invierno extiende su prisión incolora sobre la superficie del lago apresando a los peces de vocación saltarina. Y no hay labios y no hay tacto y se detienen las olas, la marea diaria.

Y cada noche, al acostarse, Sara se dice que así son las cosas, lo que suena como el ladrido del perro cobarde que pretende contagiar su miedo para así engañarse y creerse fuerte. Mientras su corazón, a quien ella niega la voz, se pregunta qué maldita penitencia redime a los corazones caídos en la desolación, asesinados por la quijada de la traición de aquel a quien entregaste tu vida y consagraste tu ser.

Y los versos resultan tañidos y no hay labios y no hay tacto y se detienen las olas, la marea.

martes, 7 de abril de 2009

JODIDO AMOR

No es triste, melancólico o derrotista quien escribe. Ocurre que la creatividad es caprichosa y tiene sus preferencias. Somos más reflexivos en los malos momentos y la explicación es sencilla. Sólo pedimos explicaciones a la tristeza, nunca a la alegría. Benedetti dijo que la alegría es un préstamo, no nos pertenece. La alegría nos limitamos a disfrutarla sin hacerle preguntas, mientras la tristeza la padecemos y le preguntamos por qué. ¿Por qué ahora?, ¿por qué a mi?, ¿por qué esto?...
Nos obliga a reflexionar y la reflexión, en algunos, va al papel. Nos lo pide. Por eso hay muchos más poemas, canciones, tristes. No se elige escribir, sólo se decide. No puedes elegir si tu cabeza y tu corazón supuran sentimientos y reflexiones. No piden permiso ni lo adquieres. Eres o no eres. No se elige. El único poder que tienes es decidir si ese torrente espontáneo lo embalsas en un papel. Nada más. A tu cabeza le importa un bledo lo que haga tu mano. Si ésta quiere ser una prolongación, una puerta abierta que libere al viento sus pájaros, bien, pero si no, no le importa a tu cabeza. Tu cabeza sólo necesita corazón, alma, no tu permiso y menos tu mandato. Va por libre y no sabes por qué. A su aire. No lo eliges. Tan solo decides si lo pasas a papel y lo sueltas al viento por si a alguien le puede servir.

Es más fácil escribir cuando estás triste, es la regla, pero claro, tiene su correspondiente excepción. ¿Cual? ¡Cual va a ser! El jodido amor. El que no admite reglas, ni ordenes, ni planes. Otro que va a su aire. El amor es la excepción a esa regla, porque eres tan creativo en el amor como en el desamor. Por eso hay grandes poemas y grandes canciones de amor, tantos como de desamor. Igual, igual.
El amor, a su bola. Este sí que hace lo que le da la gana. Pasa de reglas, de elecciones y de decisiones. Jodido amor.

miércoles, 1 de abril de 2009

UNA LUNA

Despierta el sol cegando ojos irritados
en los bares donde sirven olvido,
dosis de pausas vitales con hielo,
espejismos en vaso largo,
corchetes en el diario.
Amores de oferta en la barra
de esos que dejan frío a su paso
y no marcan silueta en tu colchón.
Un amanecer más de un domingo más de una derrota más.


Y me encuentro sin saber qué puedo hacer
como un caracol sin sol o una caracola sin olas,
inútil como un pájaro sin voz,
como un reloj sin agujas.
Vacío como la mañana en que te fuiste,
como las razones que me diste.


No se si volver es rendirse,
si soñar caminar en círculos, hacer el gilipollas.
Si sentarse es resignarse,
si asumir es negarse,
si parar es renunciar,
si por mirar tanto hacia atrás
me convertiré en estatua de sal.
Se lo pregunto a veces al cristal.


La luna se siente sola
y pienso que cambia de forma
para llamar nuestra atención.
A veces le sorprende el día sin retirarse.
Hazme una oferta que no pueda rechazar.
¿Quién me entrega un corazón para hacerme una luna?