lunes, 29 de junio de 2009

MI PECERA VACANTE

Quiero encontrar el sabor de un gajo de quimera
que no quiera ganar por estar, como una ramera.
Saber qué es ser feliz aunque sea un instante
y guardar ese momento en mi pecera vacante.

Limpiar el hollín de la mala combustión de las noches en vela,
el error de salir de los baches de aquella manera,
la mentira de someter al corazón a un coma inducido
y la estupidez de creer que negar los pasos dados es olvidar.

La rutina diaria de coincidir el punto de llegada con el de partida
repitiendo itinerario, días de circuito cerrado.
¡Menuda aventura!

Apenas unas gotas de un gajo de quimera
para guardarlas en mi pecera
y naden en ella mis sueños más desvalidos,
no por ello desahuciados.
Mis sueños de niño, de cuentos de amor,
de buenos y malos,
de héroes solitarios inadaptados a su suerte.

Apenas unas gotas de un gajo de quimera
con las que lavar la piel de mis fracasos
y mitigar la sed de mi luchar
para saber qué es ser feliz aunque sea un instante
y guardarlo en mi pecera vacante.

lunes, 22 de junio de 2009

EL JARDÍN DE TU AUSENCIA

Hay vientos que vienen para quedarse
y hay lunas a las que sorprende el día.
Nada es fugaz en el jardín de tu ausencia.
El agua se hizo silencio
y sólo escucho el insistir de mi corazón.
Hay una rosa que no desfallece
y un lecho que no quiebra el paso
entre el eco de tu risa adolescente que el dolor derrite.

En los bancos del jardín de tu ausencia
perviven grabados retales de mis versos que hiciste tuyos
y en ellos me siento cada mañana
al sol que desinfecta la tristeza.
La alegría que el destino nos prestó
se acuesta sobre la hierba
y reposa como el tacto que quedó estremeciendo mi piel.
Y así, tu sol y mi lluvia
se quedan a dormir en el jardín de tu ausencia
donde la memoria es calor que derrama rosas
y el paso del tiempo no riega crisantemos.

lunes, 15 de junio de 2009

DEL LADO DEL VIENTO

Guardé en un sudario los restos de aquellos sueños
que salvé del naufragio esperando el tercer día.

Hace mil noches.

Allí están tus propuestas impostadas,
tus sonrisas ensayadas,
tu ciencia de la apariencia que mata la naturalidad,
tu catón, catecismo existencial
que adoctrina para pasar páginas en blanco y negro
sabiendo el final de la historia.
También el doble forro de tus secretos
y tus nubes nocturnas que vierten puñales.

Todos ellos gritan desde atrás.
Me salva la sordera, sólo oigo del lado del viento
y éste siempre me sopla de cara
trayendo los aromas de lo que tengo delante.
Y tú no estás.

lunes, 8 de junio de 2009

NO SE PUEDE CONVENCER

Halágame sin motivo y desconfiaré de ti
senténciame sin darme voz y te despreciaré.
Déjame expresarme y haz conmigo lo que te plazca.
Ignorarme es un modo de respetarme,
no te preocupes por tu silencio, no me va a incomodar.
Se navegar en el vacío cuando intuyo un destino
sin tener que parar en el camino interrogando por la ruta.
Los caminos que yo busco ni aceptas que existen,
los sueños por los que yo vago me mantienen despierto.
Ignórame si te parezco extraño pero no pretendas detenerme
¿Qué daño puedo hacer si no pretendo arrastrar a nadie?
Hay posibilidades de las que no se puede convencer
como hay versos que sólo pueden comprender
las pieles sobre los que fueron escritos.

lunes, 1 de junio de 2009

UNA BRISA

Se cuelgan las aves del cielo,
mensajeras de las Parcas,
acechando mis despojos,
mi inerte ilusión,
mis fallidos proyectos.
Si al menos me hubiera dado sepultura tanto desencanto,
no daría opción a esas miradas cernidas
que derraman puñales sobre mis últimos estertores.
No estaría a merced de los lobos de la infamia
que galopan desde el pasado
para aprovechar el momento.

Mi espalda en tierra
siente el tacto de Hades como una llamada
entre carcajadas henchidas de victoria
que hielan mi esperanza.
La agonía me incita a dejarme llevar,
a aceptar que mis labios agostados
simbolizan el fin del torrente
que deglute la grieta entre las rocas.

¿Cuántas vidas?
He perdido la cuenta.
No hallo el recuerdo
entre la turbidez de mi mente rendida.
Sólo el murmullo de las hojas de los árboles
anunciando una nueva brisa
me podría levantar.
Una brisa que remueva estas cenizas
en busca del último y mortecino rescoldo que poder avivar.