Reposan a los pies de mi cama millones de cristales rotos,
sueños que no llegaron a nacer.
Sólo hay charcos en las aceras de mi calle,
océanos en los que no hago pie.
Bajo mi cama hay una maraña derrotada,
son los hilos que corté al rebelarme en mi papel de marioneta.
Mi piel está llena de cicatrices
que sólo la miel de unos ojos pudieron sanar.
Un ruido de fondo…
Es la metralla de cada poema que martillea mi cabeza sin parar.
Un ruido de fondo que me ayuda a dormir
como la nana del ladrar de los perros
que me aferra al lecho que elegí.
Y duermo para soñar con tus silencios de campo en enero
que tanto me dicen.
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4 comentarios:
Nada mal.
Pas mal, aún diría yo.
Me siento muy identificada con tus últimos poemas. Este es como si reflejara mi estado de ánimo. Pero esperemos que los poemas nos hagan sobrevivir.
Jordi, Milagros: muchas gracias a ambos.
Náufrago: merci beaucoup, j'espere vous voire plus fois pour ici.
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