El corazón es una playa
a la que las olas no acuden,
hay que salir a buscarlas,
adentrarse en su océano,
a veces, sin hacer pie.
Esto me lo enseñaron los despistes,
las dudas
y los trenes que pasaron de largo en mi estación.
Si no abrazas las olas te pasan de largo,
te traspasan,
y no es seguro que retornen.
Sentarse en la arena a esperar
es dormirse en la estación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Genial
Publicar un comentario