lunes, 27 de julio de 2009

SENTARME A TU LADO

De tanta sal se nos ha hecho escamas la piel,
de tanto correr se nos ha rezagado la sonrisa,
de tanto esperar se nos quejaron los labios.
Yo sólo quiero sentarme a tu lado.

De tanta luz se nos ha bajado la mirada,
de tanta cadena se nos ha acortado el paso.
Aunque parezca intrascendente,
yo sólo quiero sentarme a tu lado.

Nos contradijo tanto el amor
que nos hizo mudos,
se nos espesó tanto el aire
que se nos hizo prisión,
nos prometió tanto la primavera
que nos hizo cobardes.

Aunque parezca intrascendente,
yo sólo quiero sentarme a tu lado
a esperar a la luna,
se muestra desnuda.



PD: El primer verso me lo inspiró un poema de Milagros Morales. Es por ello, y por todo lo que me ha animado a escribir en los últimos tiempos, que le quiero dedicar este poema, o lo que diablos sea, a ella. De corazón, muchas gracias.

lunes, 20 de julio de 2009

EL NOMBRE DE LAS COSAS

Se apreciar en cada verso su razón de ser.
Se llama intuición, o corazón, no se.
Se buscar en cada verso una razón para seguir.
Se llama inconformismo, o infelicidad, no se.
Se encontrar en cada verso la vida de sus labios.
Se llama amor, o estupidez, no se.
Se ver en cada verso la pasión que lo engendró.
Se llama soñar, o delirar, no se.

Se que necesito cada verso, cada duda.
Se que necesito preguntarme,
tener claro que mientras siga buscando,
sin trenes de cercanías ni atajos, con el viento,
tendré el impulso de seguir, de palpitar.
De respirar a pleno pulmón y preguntarme.

lunes, 13 de julio de 2009

SOBREVIVIR

El desamor es el invierno,
la travesía del desierto,
el exilio en el silencio.

El amor es el trapecio,
vértigo de delirios sin red,
ganar o perder,
reír o llorar,
el filo de la navaja.
Es la búsqueda para la que hemos nacido,
lucha congénita.

Sí, da vértigo.
Como la belleza inmensa del mar.
de él surgió la vida.
El amor es la vida.
La vida…
No tenerlo es sobrevivir.

lunes, 6 de julio de 2009

SIN MÁS

Sin más brújula que el viento,
sin más mañana que luego,
sin más ayer que ahora,
sin más horizonte que unos ojos,
sin más reloj que mi respiración,
sin más patrón que el honor,
sin más ropaje que el rocío,
sin más prisa que esperar,
sin más motor que sentir,
sin más norte que una piel,
sin más venas que unos versos…

Si dejásemos por un instante de perseguir
y nos parásemos un momento a preguntarnos,
quizás descubriríamos, con sorpresa,
que arrastramos demasiado equipaje,
que consagramos nuestra vida a conseguir
lo que no nos hemos detenido a pensar si necesitamos.
Aunque nos lo han jurado.