POR AQUELLOS BESOS

Por aquellos besos….

Paseé por el cielo y se me hizo pequeño,
salí de la nevera del miedo,
quise ceder la propiedad de mi piel,
sentí que un abrazo detenía el tiempo
y no necesitaba nada más,
me dieron unas alas y acepté el reto de volar
y sentí el temblor de darlo todo al mirar.

Por aquellos besos….

He roto el miedo con el roce de mis dedos
y hallado sonrisas tras el vaho de los espejos.
Me propuse dar hasta el final para ganarlo todo,
comprendí que no hay plenitud sin fe,
ni sendero sin corazón.
Que aterrizar es soñar,
que lo que soy lo quiero entregar,
que mis fracasos son los viajes que no emprendí.

Y eso fue por aquellos besos.

PREMIO AL BLOG CON HUELLAS 2008, ANDANDO SE HACE CAMINO

Agradezco muy sinceramente, de corazón, a Daniel (El valor de ser sensible) que me haya otorgado este premio absolutamente inmerecido.


Un honor que te hayas acordado de mi.


No soy capaz de recomendar otros blogs sin caer en la angustia que me produce el miedo a dejarme olvidado alguno de los que tanto me aportan, dado que la torpeza de mi memoria sólo es comparable a la de mi corazón.


Quisiera recomendar, en general, la búsqueda, visita y lectura de tantos blogs como hay disponibles en los que se pueden encontrar tantas cosas....


No puedo evitar, eso sí, un sincero agradecimiento a aquellas personas que me visitáis periódicamente y me hacéis llegar vuestras impresiones. A todos un caluroso abrazo.


Y como no, a Esencia ( Puente al infinito) sin cuyo ánimo, en el momento preciso, ¿recuerdas?, este blog no habría echado a andar. Un beso.

OLAS EN LA HIERBA

Veo olas en la hierba, el mar aquí no se concibe.
¿Por qué no soñar con lo que hoy no tienes?
Las olas del mar son de viene y va,
sin retorno en la hierba.
Veo charcos en el asfalto, se evaporan al acercarme,
y huellas en las cenizas que me rodean.
Veo surgir flores de la boca del dragón
y arco iris en las alas del cuervo.
Veo olas en la hierba y eso me hace pensar
que existen cosas que no vemos,
posibilidades que nos perdemos
y, ojalá, ya me gustaría,
cosas buenas en lo malo.

Luces en la sombra.
¿Acaso no nace el arco iris de lo más oscuro de la tormenta?
¿Soy un soñador, y qué? ¿Vais a encerrarme por ello?
¿Acaso pueden recluirse los sueños, la voz?
Veo olas en la hierba, porque no me conformo con el paisaje
de corazones aclimatados, sueños resignados y pólvora mojada.
Espejismos aceptados como tales, que ocultan posibilidades.
Veo olas en la hierba y sonrisas en el agua…… cada mañana
Veo olas en la hierba y en ellas se mecen mis anhelos.
Veo olas en la hierba que son sueños.
Veo olas en la hierba que hacen soñar,
Veo olas en la hierba, ¿estaré mal?
Veo olas en la hierba, ¿me vais a encerrar?
Veo olas en la hierba y no se si es normal
o me acabará haciendo mal.
Veo olas en la hierba y sueño contigo que sueñas conmigo.

EL FONDO DEL PAISAJE

Te han robado el fondo del paisaje,
mirada a ninguna parte.
Te han robado el miedo, la angustia, el dolor, sentir
y no hay risa sin contraste.
No saber qué se siente cuando te explotan los globos,
cuando se escapa la cometa.
Hay que poder comparar para ser feliz.

Tu lápiz un fusil, tu pizarra una pared con agujeros,
donde nada ves, sólo escuchas la orden de fuego.
Qué animal hace esto con sus crías?
¡Qué mala suerte no haber nacido
sobre una bolsa de combustible!,
ya habríamos acudido con la paz azul.

Te han robado el sentir, la expresión, el mirar,
el fondo del paisaje, mirada a ninguna parte.
No sales en los telediarios,
molestas conciencias de vacaciones,
obesas de banalidad,
la conciencia de la opulencia.

Te han dado un arma que mata tu infancia,
cada detonación desangra tu futuro,
tu pobreza es el muro que nos tapa la vista,
nuestro fondo del paisaje.
No ves más allá del cañón
y sólo escuchas la orden de fuego,
mirada a ninguna parte,
sin fondo tu paisaje.

ACTITUD

Si una canción no te hace temblar,
no es una buena canción.
Si no eres capaz de llorar con una canción,
es que no tienes corazón.
Soy lo que queda de mi pasado,
los restos de mis sueños de juventud.
Mi sueño de futuro es no dejar de soñar,
creer que mi destino se puede forjar.
El destino es una actitud
y la mía es acudir allí donde mi corazón entable una lucha.
Y que ambos, yo por él, él por mí,
sólo perdamos los combates por k.o.,
nunca por abandono.

CORRIENDO HACIA TI

Me costó, pero ya he conseguido entender
que hay dudas que no hay que empeñarse en resolver
si tú hiciste cuanto estaba en tus manos,
en tus huesos y en tu piel.

Los fracasos hay que dejarlos secar
al sol de la tarde de ayer
y para lo que otros deciden beber
yo prefiero soñar.

Y soñé. Y el hada que en mi sueño surgió
me demostró que era capaz de volver
a sentir el fuego en mi piel,
a correr el riesgo de mis sueños.
Y ahora sueño cada noche,
algo en mi se ha puesto en marcha.
Mi corazón es mi brújula,
se guía por las estrellas,
la ilusión es mi amante,
el destino, espero que mi amigo.

Tras levar anclas mi corazón
se sintió libre para correr
y así me encuentro ahora.

Corriendo hacia ti sin mirar atrás,
seas quien seas y estés donde estés.
Corriendo hacia ti sin saber dónde estás,
corriendo hacia ti sin saber si me esperas,
corriendo hacia ti soñando que me buscas,
corriendo hacia ti sin mapa ni balizas,
en mi corcel llamado tesón
o con mis botas de siete leguas.

Tras media vida con los ojos vendados,
el corazón y los sueños helados,
corriendo hacia ti
y no pienso parar.

AUNQUE YO NO LO QUIERA

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con los reflejos de tu pelo y en ellos me enredaba.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con el mar de tus ojos, en el que mi barco se hundía.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con la rosa roja de tu boca, la que antes me buscaba.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con el calor de tu pecho, y tus miedos derretía.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con el deslizar de tus lágrimas y a ti me sabían.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con el perfil de tus caderas y en ellas me moría.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con tu corazón y los demonios que en él habitan hacían las maletas.

Aunque yo no lo quiera, hoy he soñado con tu ilusión y ya no era una hoja muerta, le llegó la primavera.

LA RUEDA

Como una rueda sin para de girar
en ocasiones las dudas se empeñan en rondar
tu cabeza, tu paz, tu tranquilidad
y por mucho que te quieras aislar
llaman a la puerta sin cesar.
¿Cómo habría sido la historia censurada?
¿Qué habría encontrado tras la puerta cerrada?
¿Qué me habría aportado la oferta despreciada?
¿A dónde me habría llevado el camino obviado?

No saber si seguir o volver.

Por mucho que nos puedan llegar a incomodar,
tener la inquietud de a las dudas atender
es señal de conciencia viva y dispuesta,
lo contrario sería la calma sobre malos cimientos
apoyados en la inconsciencia y la banalidad,
el paisaje de la venda en los ojos,
esconder lo barrido bajo la alfombra.
Peligrosa apuesta.

Así que coger el toro por los cuernos
y pelear en la embestida,
siempre es mejor que recibir la cornada
por mirar a otro lado.
No rehuir el combate escondido en la trinchera,
sino hacer frente al enemigo.
Hay que estudiarlo para la respuesta certera.

Que no pare la rueda,
señal de vida interior.
Abrir la puerta a las dudas
es el primer paso para poderlas cerrar.
Ir quemando etapas, mejorar y crecer,
lo que no se consigue mirando hacia otro lado,
ni con los libros cerrados,
ni con heridas cerradas en falso.
Enfrentar es ser y vivir,
siempre mejor que estar.
Dudar es reflexionar
Y reflexionar, existir.

MENSAJE EN UNA BOTELLA

Paseo por la playa de los destinos
corriendo los riesgos precisos.
El agua apenas en los tobillos
mirando con curiosidad, a lo lejos,
la fina línea del beso de los azules.

Vuelvo a la playa cada día
para ver qué me devuelve la marea
y lo único que trae
son restos de naufragios
de otros corazones
que vagan por el mar de los amores.

Un día si y otro también
encuentro en la arena una botella con mensaje.
No tiene remite pero se quien lo escribe,
conozco la letra y el olor de su tinta roja.

No tiene mi corazón a quien escribir
pero sabe lo que añora poder decir.
Por eso cada noche lanza su mensaje en una botella
con la esperanza de que lo recoja
otro corazón naufrago que se quiera ganar
lo que mi corazón quiere decir
cada noche al acabar el día.
¡Cuánto te he amado hoy!

CINCO MESES HASTA MEDIANOCHE

Tímidamente te asomaste
a la fiesta de las máscaras.
Desde el primer momento
atrajiste mi atención.
Tuve que ser insistente
para que aceptases mi invitación
y así comenzamos el baile.

Dubitativos comienzos,
temerosos pasos.
Con cuidado te fui llevando,
pues tus piernas temblaban.
Miedo a las luces
y al espacio abierto,
como el preso
al que acaban de liberar.

Pronto nos dimos cuenta
de lo fácil que nos era bailar.
Con música o sin ella
el tiempo llegamos a parar.

Baile sin máscaras ya,
durante cinco intensos meses.
Cada vez más juntos, más felices.
Hasta medianoche.

Al llegar la medianoche te perdí.
Con un repentino sobresalto
te marchaste de mi
al lugar del que surgiste.

Guardo en mi corazón
tu zapato de cristal.
No perderé la esperanza
de volverte a encontrar
y colocarlo de nuevo en tu pie
para retomar el baile
que tanto nos hizo soñar.

SUCIAS LAS ACERAS

De 8 a 8 en los escalones de la iglesia,
de 8 a 8 en el banco de la plaza.
Su hogar, infinito hacia el techo,
el infierno, en contacto con sus pies.
su mar, los charcos de la lluvia,
su amparo, en cartón, de la viña del olvido.
Su horizonte no dobla la esquina
y su futuro no hace planes
más allá del próximo bocado
y la siguiente botella.

¿Qué te trajo aquí?,
¿la desidia o la desgracia?
Demasiado tarde, ¿qué más da?

Algunos te brindan sus monedas
pero los más te ignoran,
como que no estás
y, a lo más, llegan a comentar:
¡qué sucias las aceras!

Tu pasado no quieres recordar
y tu futuro será transitar
sin hogar, sin sueños, sin rezar.

Infinito hacia el techo
y el infierno en los pies.
Tu horizonte no dobla la esquina
y tu futuro no hace planes.
Ellos hacen como que no te ven
y, a lo más, llegan a comentar:
¡qué sucias las aceras!

LA AVENIDA DE LOS CORAZONES INHIBIDOS

Por la avenida de los corazones inhibidos
se pasea con la mirada baja.
No puede darte el sol en la cara,
no puedes ver pájaros ni arco iris.
No hay escaparates de sueños,
no hay ventanas iluminadas de flores,
es costumbre enrejarlas.
Las aceras de la calle son en blanco y negro.
Al final de la avenida de los corazones inhibidos
hay un puente que salva el río de los miedos.
Puente que nunca cruzan,
pues para perseguir un sueño hay que arriesgar.
En la avenida de los corazones inhibidos,
en el barrio de los sueños negados,
los fracasos se arrastran al final de una cadena.

Al comienzo de la avenida
de los corazones inhibidos hay un castillo.
Es de hielo y en sus ventanas hay barrotes.
Es de hielo.
En este castillo hay corazones empadronados
para mantenerlos a salvo de sufrires.
¿Qué salvación es esa, sin sentires?
Se han construido un mundo de pasos seguros,
para ocultarse los pasos anhelados.

La vida no es un decorado invariable,
cambia, se transforma.
Hay que dejar puertas abiertas,
vías abiertas al corazón.
El escenario reducido
en que hoy articulamos nuestro ser,
mañana varía y nos descoloca.
Vacíos que surgen,
co-protagonistas que ya no nos necesitan
u otros que echamos en falta.
¿Y aquellas puertas que cerramos?
¿Y el corazón, que lo dejamos sin voz?
Corazones convertidos en semáforos en rojo,
empadronados en castillos de hielo.

Los corazones son de barro y tenemos dos opciones,
dejarlos secar hasta que se agrieten
o mantenerlos frescos y modelarlos,
porque el futuro y el corazón son de barro
y se pueden modelar.
Esto ya lo entendí,
es por eso que crucé el puente
que salva el río de los miedos,
al que llegué a través
de la avenida de los corazones inhibidos,
en el barrio de los sueños negados.

Me adentré en la avenida de los corazones redimidos,
en el barrio de los sueños anhelados.
Aquí se pasea con la cabeza alta,
la mirada ávida, la brisa en la cara,
la ilusión en los bolsillos.
Los corazones se sienten libres,
no hay barrotes ni castillos de hielo.
Se dejan ser.
Los fracasos no se arrastran, se asumen.
Se exprimen y se guarda la experiencia
que nos haga más fuertes
y se elimina la pulpa de plomo,
el lastre de las alas.
Aceras a todo color
y escaparates repletos
de oportunidades para el sentir.
Me costó atreverme, pero me mudé.
Atravesé el puente que salva el río de los miedos.
Ahora mi corazón empadronado en mi pecho,
sin castillos ni barrotes,
a la intemperie.
A merced del destino,
de la aventura del vivir.
Como siempre debió ser.