lunes, 1 de septiembre de 2008

ROCÍO DE AGOSTO

No te vas, tus ojos se han quedado en mi mirar.
Tus ojos y los míos, todos mendigos.
En el alto de tu vagar por la dictadura de tu trashumar
fuiste posada de mi soledad.
Mira que conocernos al traspiés,
tu hacia adelante y yo del revés.

Apenas te he vido al pasar.
Nos quedan nuestras miradas que nos dimos prestadas,
dos almas libres que se eternizan en cada verso.
Sigue con tu navegar a donde te lleve el azar
que a mi me pesa demasiado el ancla.
Nos queda el verde de nuestros ojos, yo el tuyo te robé.
Gracias por el calor de tu hogar y por asomarte a mi mirar.
Dos mordiscos son mi deuda que no vence,
yo ya me cobré, tus ojos se han quedado en mi mirar.
El rocío de agosto lo vertieron tus ojos y fue vida en mis labios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Sabes qué Inzoa?, que al final uno se cansa de ser dama o caballero hasta en los finales. A mí hay veces que me dan ganas de dedicar a según que gente aquellos versos del Lichis: "por si te acuerdas de mí, te he apuntado en una barra de hielo, mi dirección y mis mejores deseos: que te... ". El poema tuyo precioso.

Lamia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lamia dijo...

¿Cómo escribir con palabras lo que tus ojos me cuentan?