domingo, 30 de noviembre de 2008

FRÁGIL

Cada vez soy más pequeño,
sentado en la estación los pies no me llegan al suelo.
Cada vez soy más ciego,
la maleza cubre mis ventanas
y más pobre pues necesito más cosas.
Cada vez soy más triste, tengo más carencias
y más miedoso, demasiadas noches sin luna.
Cada vez estoy más parado, demasiada niebla
y soy más lento, se me hace más pesado el camino.
Cada vez estoy más solo, fatigado de oír mi propia voz
y tengo más sed de tanto sol en este contumaz estiaje.
Cada vez soy menos, más pequeño.

Y cada mañana que despierto tras este sueño,
me aferro a la poesía,
a versos verdad, a versos mentira,
a versos soñar y a versos rabia,
a versos lucidez y a versos acidez.
Y me pregunto si necesitar la poesía es fragilidad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una prueba de madurez sentirse cada día más pequeño.Además de ser propio de alguien en constante búsqueda de superación.
No es fragilidad aferrarse a la poesia es hacerse parte de la energia creadora que todo lo puede.
¡¡Ánimo!!
Parece que el frio nos enfria a todos pero ya falta menos para la primavera.

katzeorange dijo...

La fragilidad de la poesía fortalece el corazón y engrandece los sentimientos.
Crece con ese convencimiento y sueña su calor.

Jordi Santamaria dijo...

La poesía sí es fragilidad. Un poema es frágil.
Es otra naturaleza, un don de doble filo como todo, que debe aprender a transitar por todo frágil, y perfeccionar esa naturaleza de poeta.
Muchos poetas acaban locos, otros drogados, otros idos.
La poesía sí es frágil. Se debe aprender a moverse frágil, a saltar frágil, por un mundo estéril en poesía.
No sé digo yo. :)
ya sabes lo que quiero decir

Inzoa dijo...

Brillante reflexión, señor Santamaría.
Muchas gracias por enriquecer esta humilde ventana.