miércoles, 11 de junio de 2008

LA RUEDA

Como una rueda sin para de girar
en ocasiones las dudas se empeñan en rondar
tu cabeza, tu paz, tu tranquilidad
y por mucho que te quieras aislar
llaman a la puerta sin cesar.
¿Cómo habría sido la historia censurada?
¿Qué habría encontrado tras la puerta cerrada?
¿Qué me habría aportado la oferta despreciada?
¿A dónde me habría llevado el camino obviado?

No saber si seguir o volver.

Por mucho que nos puedan llegar a incomodar,
tener la inquietud de a las dudas atender
es señal de conciencia viva y dispuesta,
lo contrario sería la calma sobre malos cimientos
apoyados en la inconsciencia y la banalidad,
el paisaje de la venda en los ojos,
esconder lo barrido bajo la alfombra.
Peligrosa apuesta.

Así que coger el toro por los cuernos
y pelear en la embestida,
siempre es mejor que recibir la cornada
por mirar a otro lado.
No rehuir el combate escondido en la trinchera,
sino hacer frente al enemigo.
Hay que estudiarlo para la respuesta certera.

Que no pare la rueda,
señal de vida interior.
Abrir la puerta a las dudas
es el primer paso para poderlas cerrar.
Ir quemando etapas, mejorar y crecer,
lo que no se consigue mirando hacia otro lado,
ni con los libros cerrados,
ni con heridas cerradas en falso.
Enfrentar es ser y vivir,
siempre mejor que estar.
Dudar es reflexionar
Y reflexionar, existir.

3 comentarios:

Unala dijo...

...Y existir para luego morir.
Hace tiempo que no te comento y ya era hora ^^ me encanta esto último que he leído de ti.
Besos gordos :D

Nadie dijo...

dudas, malditas dudas, serán necesarias pero y lo que duelen?
dudar de todo, como los filosofos de la sospecha, porque al fin y al cabo todos tenemos serias dudas de lo que es o no real.

katzeorange dijo...

¿Cómo habría sido la historia censurada?
¿Qué habría encontrado tras la puerta cerrada?
¿Qué me habría aportado la oferta despreciada?
¿A dónde me habría llevado el camino obviado?

A veces las dudas nos ayudan a crecer, no hay "duda", pero tampoco debemos permanecer en el pasado repasando una y otra vez el recorrido, elucubrando sobre si debemos avanzar o probar de nuevo aquello que habíamos rechazado.

Tal vez es mejor sentir, vivir y disfrutar o sufrir la historia no censurada, la puerta abierta, la oferta aceptada y el camino elegido, al fin y al cabo, es en el presente donde podemos realmente influir y cambiar.