sábado, 19 de abril de 2008

EL INVIERNO

Veinte años pasé en el calabozo del invierno
donde el corazón malvive aletargado.
Veinte años de reclusión resignada,
incluso buscada y aceptada.

Por un fracaso me dicté sentencia
y de una celda hice mi fortaleza
pues el miedo me hizo cobarde
y en la negación busqué refugio.

Nada mejor que negar los sentidos
nada mejor que negar las ausencias
negar que existen caminos
negar que tienes carencias

Tantos años de negarme
tantos años de impedirme
para al final darme cuenta
que necesitaba encontrarte.

Vivir en la seguridad del encierro
con el corazón libre de abordajes
¿qué libertad es esa?
¿qué es vivir sin emociones?

Jamás volveré a recluirme
en un mundo plano y aséptico.
El corazón no entiende de razón,
ni se resigna a la rendición

Soñaré, apostaré, me liberaré!
afrontaré lo que el destino me ofrezca
y el riesgo del amor aceptaré
y si encuentro alguien que la merezca
toda mi ilusión le entregaré.

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