Cada mañana al despertarme
me propongo lo mismo.
Llevo tiempo decidido a olvidarte.
Tristeza me inyecta tu silencio,
tu incomprensible marcha.
Pero no puedo.
Cada noche me digo, mañana te olvido.
No se reaccionar al desamor
con odio, desprecio u orgullo
y querer olvidar me lleva a recordar.
Cuando me propongo conseguirlo
me digo que has jugado conmigo.
Luego recuerdo cómo me miraste
y creo que eso no se puede ensayar
y entonces me digo, mañana te olvido.
Otra mañana lo vuelvo a intentar.
Me empeño en decir que no fuiste sincera
y entonces recuerdo aquel abrazar.
Todavía tus manos queman mi espalda
y entonces me digo, mañana te olvido.
Cada mañana al despertarme
me propongo lo mismo.
Cada noche me digo
mañana te olvido.
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